El vino sin alcohol, una bebida que llegó para quedarse
Cada vez son más las personas que deciden consumir vino sin alcohol, ya sea por salud, bienestar, estilo de vida, o incluso porque es tendencia.
Sea cual sea la razón, ciertamente cada día va en aumento el consumo de esta bebida, que para la OIV no es vino, según su definición: “El vino es, exclusivamente, la bebida resultante de la fermentación alcohólica, completa o parcial, de uvas frescas, estrujadas o no, o de mosto de uva. Su contenido en alcohol adquirido no puede ser inferior a 8,5% vol.”
La OIV, es Organización Internacional de la Viña y el Vino. Proporciona a los países productores y consumidores de uva y vino información para desarrollar normativas, minimizar los obstáculos al comercio, promover la producción sostenible y proteger a los consumidores.
Siguiendo con el tema de los vinos sin alcohol, estos se han convertido en una gran novedad en el mercado y aquí ya podemos disfrutar de virtuosos vinos españoles sin alcohol, por lo tanto, esto permite a quienes no quieren, o no pueden consumir los elaborados de forma tradicional, encontrar una buena opción a la hora de compartir o brindar.
Como dato curioso, algunos vinos sin alcohol españoles han conseguido el certificado Halal, esto quiere decir que es permitido su consumo entre los musulmanes. Los alimentos halal son todos los que se consideran saludables para el ser humano. El vino sin alcohol se incluye como uno, debido a que no suma riesgos para la salud, puesto que es una bebida desalcoholizada.
¿Sabes cómo se obtienen los vinos sin alcohol?
Este vino desalcoholizado mantiene la elaboración tradicional hasta cierto punto, es decir, al comienzo nace como un vino, no es solo un simple jugo de uvas, el mosto fermenta y se macera consiguiendo las peculiaridades y los aromas característicos de un buen vino.
Seguidamente de obtener el vino, este pasa por un proceso complejo para ser desalcoholizado, utilizando alguno de los siguientes métodos:
La liofilización: es un proceso que tiene como objetivo separar el agua u otro solvente. Consiste en congelar el vino, para inmediatamente introducirlo en una cámara de presión, para que parte del líquido y el alcohol se eliminen mediante la sublimación, esto quiere decir que el vino pasa por consiguiente de estado sólido a gaseoso.
La osmosis inversa: mediante esta técnica se separan los distintos componentes del vino, a partir de membranas semipermeables, después de esto se vuelven a juntar todos los componentes, pero eliminando el etanol (alcohol). Este proceso tiene como ventaja que se evita el calentamiento del vino.
Las columnas de conos rotantes: es un sistema donde el vino se centrifuga y se separan los componentes volátiles en diferentes capas de líquido que van ascendiendo por la columna, primero se separan los aromas y luego se elimina el alcohol. Como resultado se obtiene un vino desalcoholizado, pero con todas sus propiedades organolépticas.
Todo un minucioso trabajo para lograr vinos sin alcohol, pero que vale la pena, ya que, el nicho de mercado que lo consume va en aumento, actualmente la gente se preocupa más por el cuidado del cuerpo y hay una creciente tendencia en cuanto a una alimentación más sana. Bodegas como Matarromera y grupo Torres ya tienen en su gama este tipo de productos.
¡Se acabaron las excusas, ya puedes beberte la vida a tragos!
¿Te atreves a probar un vino sin alcohol?